El #TeamCucos logró vivir una aventura tras mucho tiempo de incertidumbre y y duda: nos lanzamos a L.A. al Rey Theatre para ver a Pineapple Thief en vivo.
Sammmmm nunca había visto al Ratero de la Piña y ya le tocaba llorar viendo de cerca a Gavin Harrison, no sin antes llorar comiendo en Five Guys, Chick-fil-a y llorar de verdad con lo terribles de las hamburguesas de In-N-Out.
Durante este viaje, y en un descuido de Sammmmm al regresarse antes que yo, decidí convertirme en el niño rata:
Y la adrenalina fue cortesía de una confusión que Sebs descubrió en la que yo creía que me regresaba un día después de cuando, en realidad, iba a suceder.
Todos, absolutamente tooooooodos los pedidos de a++++n llegaron a tiempo: discos duros, cables, regalos para la Chukra (un bonito funko de Junji-ito) excepto la aclamada cámara de espía, ¿y de qué va el asunto de cámara de espía?
¡Sencillo! Durante, ya, muchos años mi gear principal para fotografía ha sido una Canon 5D (Mark III por si les gusta nerdear) y he sido muy feliz salvo por un detalle: es complicada de mover. En un mundo en donde trabajo de forma remota ,mover mi equipo de trabajo (computadora, discos duros, adaptadores) ya es un tema, el agregar la 5D con uno o varios lentes para “cubrir los escenarios posibles” es exceder el ridículo límite de peso/tamaño que te pone VivaAerobús (jé).
Aunado a esto… llevo mucho tiempo buscando un algo, un coso, un je ne sais quoi (vaya) en la fotografía. Una textura, por decirlo de alguna forma. Tras un periodo de investigación y deseo decidí apostar por una cámara Leica: una d-lux 7.
Otro día detallaré la experiencia de visitar la boutique para sentir tristeza de no encontrar la cámara en existencia y las tristezas extra con la entrega de la cámara tal cual.
Tengo que decir que encontré mucho más de lo que esperaba: una renovada pasión por la foto que tenía muy olvidada entre un montón de pedos personales.
¡Larga vida a la cámara de espía!
Nota: tuve que cortar esta entrada porque se estaba extendiendo mucho. Hay varias cosas que me hubiera encantado abordar pero estoy haciendo un ejercicio (y esfuerzo) por publicar. Tiene 20 días que empecé a escribir esta entrada y por cualquier motivo no lo hacía. No me iba a permitir, oooooooooootra vez, no publicar poniendo el pretexto de que “la entrada está muy extensa”.